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miércoles, 27 de mayo de 2009

Perder el siglo XIX y el XX

Magnífico el artículo de Félix de Azúa en "El País" , Cavilaciones de un viajero, de hoy día 27 de mayo. Es genial. Lo suscribo entero y la verdad es que, desde que mi viejo profesor Don Miguel Ruiz me diera las primeras clases de historia, y luego otros con visión un tanto peculiar y torcida (¿verdad Sr. Bullón, alias Siso?) vi claro que España tuvo en su mano dos magníficas oportunidades para no quedarse rezagada en la historia del resto de Europa.

Una fue la invasión napoléonica: os voy a poner al día, que andáis muy retrasados (y de paso, algún beneficio saco yo) debió de pensar Napoleón cuando empezó a mover el tinglado de relevar a la familia borbón reinante, dechado de virtudes y cualidades como todo el mundo sabe. Luego lo que todos conocemos, que éramos muy brutos y preferimos "las caenas" propias a las mejoras provenientes del extranjero, porque los extranjeros son eso, extranjeros (ya lo dice el nombre). A algunos que pelearon para modernizar la monarquía, forma de gobierno no discutida por nadie en aquel entonces, mi tocayo el VII les metió en la cárcel. No iba a dejar el llamado "deseado" que nadie pusiera cortapisas a su poder, proveniente directamente del cielo con la intermediación de la Iglesia Católica, claro.
Ahora que se han cumplido doscientos años de la Guerra de la Independencia, se ha comentado de todo y yo no puedo discutir ni rebatir a nadie, obviendo los extremos que van desde el más rancio patriotismo hasta los que consideran que fue una guerra civil (sí, sí, que lo he oído yo en una tertulia). Yo lo sigo viendo como una oportunidad perdida. ¡qué se le va a hacer!

La segunda fue la Guerra Civil, o más exactamente, que la II Guerra Mundial no pasase por aquí para poder partir desde otra plataforma hacia el futuro al igual que los países vecinos, Portugal aparte, claro. Recuerdo las conversaciones con mi padre, al cual le habría tocado de pleno participar en la verbena, negándose ni siquiera a oir las supuestas ventajas que habría reportado el hecho. Claro, que mi padre vivió la posguerra, en un país arrasado, reprimido, en el que nadie se atrevía a respirar en público por si algún chivato iba a dar el cante a la Guardia Civil. Y de aquella, ya se sabe, el mero hecho de entrar en un cuartelillo era toda una aventura, por lo incierto de la salida. Si los aliados hubiesen invadido la península (menudas playas hay en Levante para un desembarco masivo), España habría podido beneficiarse de las ayudas del Plan Marshall, tener una democracia desde el principio como sus vecinos y sin tener (como dice de Azúa) "que avanzar vertiginosamente desde los años 80".

Historia-ficción, claro, porque tal vez el peso de España en cuanto a territorio (otra cosa, creo que no) podría haber retrasado o alterado el desarrollo de los acontecimientos que sí sucedieron. ¿Se imaginan Vds. a los estadounidenses prestándose a los intentos de los exiliados del PNV de facilitarles desembarcos a cambio de garantizar la independencia de "los vascos"? ¿Y a los submarinos británicos dejando la base de Gibraltar para asentarse en el puerto de Barcelona y así defender los derechos de la oprimida región catalana?. ¿La legión extranjera francesa aprendiendo el himno gallego?.
Los aliados entreteniéndose en la piel de toro... y Stalin sin pararse en Berlín y llegando hasta los Pirineos. Total, al final, habríamos seguido otro destino.
¿Será que no tenemos remedio?