viernes, 19 de octubre de 2012

Aire fresco.

Ha fallecido hace poco la actriz holandesa Sylvia Kristel, que encarnó a la famosa Emmanuelle, bastión del cine erótico, libertino, golfo y finalmente accesible en la España pacata, provinciana y sensualmente miserable de mediados de los años 70.
He tenido un divertido cruce de opiniones en el facebook con algunos colegas (unos más talluditos que yo -que ya es- y otros menos) sobre la importancia de esta actriz y su personaje como musa más turbadora de mi época de pipiolo. Y he escrito "más turbadora" y no "masturbatoria". Bueno, ella, otras como ella y secuelas cuyos títulos, vistos ahora, suenan a cachondeo; aparte de la Emmanuelle I, II y otras (no las seguí), hubo unas Emmanuelles negras, también con sus correspondientes números romanos y otras variantes que posiblemente pretendían sonar a exóticas ("Emmanuelle Negra se va al Oriente", por ejemplo). Los censores del régimen, aquellos que cortaban con tijera el celuloide para que no se viera un beso entre actor y actriz, aflojaron la rienda quien sabe si contagiados del espíritu de apertura y se inventaron una calificación, la "S", que venía a avisar de que aquella peli era peligrosísima porque se veían carnes de variada índole y condición. Eso fue antes de la "X", claro, y eso tocará otro día.

Emmanuelle se exhibía (nunca mejor dicho) en el cine de la calle Postas, que a su vez tiene un montón de connotaciones encima. Yo estaba de aquella en el instituto San Isidro en la calle de Toledo e iba a una academia a aprender inglés a la calle de Tetuán; no pillaba de paso... pero recuerdo las colas larguísimas que había en la calle Postas para entrar al cine.
Afortunadamente, la gente perdió la vergüenza de que le vieran en la cola del cine para ver una peli golfa (¡qué pensarían las vecinas si te ven en la cola!... y si eras chica, ya ni te cuento) y es que había que esperar un rato largo porque los avispados dueños del cine (o los distribuidores o yoqueséquien) decidieron poner la película en sesión continua, lo que facilitaba el visionado o la repetición del mismo. Así entraba y salía más gente que si ponían tres sesiones por ejemplo.
Aparte del frío que hacía para esperar semejante tiempo, este estudiante hijo de currante, no tenía pasta para ver semejante "espectáculo" en ese cine (los del centro eran más caros, ¡qué cosas!) y tampoco tenía los 18 años de rigor. Así que, en cuanto lo pusieron en un cine del barrio, allá que fui.

La chica tenía (y tiene todavía vista en la foto) un punto morboso considerable, pero la película, al igual que la inmensa mayoría de las de esa categoría "S", era un pestiño. La historia era harto previsible y los momentos de "emoción" se retrasaban con cualquier excusa cinematográfico-paisajística. Te daba tiempo a llenar cuerpos cavernosos y vaciarlos diez o doce veces e incluso alguno se pegaba una cabezada a juzgar por los ronquidos que se oían en la oscuridad.

Pese a todo, Emmanuelle supuso aire fresco, la apertura a un mundo que ni de lejos imaginábamos unos años antes. Emmanuelle/Kristel solo hay una y su recuerdo forma parte de mi memoria. Descanse en paz, Sylvia.


la noticia en : http://www.elmundo.es/elmundo/2012/10/18/cultura/1350552570.html y otros sitios.

la foto del cine la he bajado de www.urbanity.es a través de google y la de la pelirroja es patrimonio cultural de la humanidad. Y lo discuto con quien haga falta.