viernes, 22 de marzo de 2013

La regla del dos

Llegan las vacaciones de la supuesta semana santa. Todo llega, dicen. Estas semanas no tienen nada que ver con las que yo recuerdo. En "la" televisión no ponían nada que no fueran procesiones y unas películas que, cansinamente, repetían año tras año. "Fray Escoba" y "El demonio a las 4" son dos títulos que recuerdo. Fuera de ahí, menos aún. Los espectáculos cerraban y en los cines reponían "El Cid" como película de las más visibles entre otras como "Quo Vadis" o "La Biblia". Tostón porque no nos dejaban ni jugar al fútbol en la calle. Yo recuerdo esas semanas santas como un aburrimiento espantoso excepto por una cosa: las torrijas. Aquello endulzaba la semana esa y la vida, era un tinglado espantoso (que yo ahora repito) pero el resultado era fantástico. Lo malo es que, como todo lo relacionado con la comida, es desagradecido: la gentuza para la que cocino se lo puede comer en un abrir y cerrar de ojos. 2 horas de cocina y 20 minutos de gloria. Efímera, como todas, pero gloria al fin y al cabo.
Hoy he limpiado la cocina, cosa que no puedo hacer con la asiduidad que una buena maruja como yo cree necesaria. Pero todo llega, como decía arriba. Así que ¡hale! y para celebrarlo, luego he preparado las torrijas de marras.
Para un buen resultado aplíquese la "regla del dos":
- 2 litros de leche
- 2 barras de pan duro
- 2 huevos
- 2 cucharaditas de azúcar por cada rebanada de pan
- 2 golpes de canela también por cada rebanada
La cacharrería alineada
- 2 recipientes para rebanadas (uno para empapar y otro para escurrir)
- 2 recipientes para el huevo batido (uno para rebozar y el otro para que escurra)
- 2 recipientes después de la sartén: uno para dejar enfríar y otro para rebozar en la mezcla de azúcar y canela.
lo único que no lleva un 2 es la sartén, que es una.

El procedimiento no es complicado pero sí laborioso, porque cuando el proceso está en marcha hay un momento en el que necesitas los brazos del pulpo porque estás empapando unas, escurriendo otras, friendo otras, esperando a que se enfríen otras y todo a la vez.
Yo preparo todo en línea para ir de plato en plato en orden y sigue así:

- empapar las rebanadas, cortadas más bien gruesas (2 dedos... otra vez, el 2)
- escurrirlas
- rebozarlas en huevo
- escurrirlas
- freírlas
- escurrirlas y dejar enfríar
- rebozar en azúcar y canela
y a la perola.

Luego se cuela la leche que ha servido para empapar y se mezcla con el azúcar y la canela sobrantes. El resultado se vierte también en la perola.

Y da igual las que haga. Las últimas se cotizan a precio de oro en esta casa.




Y si quieren torrijas, llamen y se les atenderá. Y si no, mejor, así tocamos a más.

Disfruten

viernes, 15 de marzo de 2013

Ojo con el "Quousque tandem?"

No tengo nada en el ojo.
 Es que les estoy avisando.
No se asusten, no se han confundido y les ha derivado un enlace siniestro a una página sobre latinajos. "Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra" es una frase muy famosa por estudiada, correspondiente a la Primera Catilinaria de Cicerón y que todo estudiante que haya tenido que lidiar con el latín sabe que se puede traducir como "¿Hasta cuándo, Catilina, abusarás de nuestra paciencia?". Cicerón la pronunció en el Senado de Roma para denunciar la conjuración del tal Catilina para hacerse con el poder absoluto.

No fue el latín nunca mi fuerte (¿verdad, Gabriel Cañellas?) y de hecho, las pasé canutas con semejante lengua. Es algo extraño, puesto que mi capacidad de imitación rayana en lo simiesco, me facilita el aprendizaje de idiomas de una manera relativamente fácil. Pero con esto no pude. Caía en picado en 2º curso de BUP; lo esquivé en 3º pero no me quedó más remedio que apechugar con la asignatura en COU. Las clases tenían lugar en un aula helada a las 8 de la mañana; al sueño se le añadía mi escaso entusiasmo y creo que fue decisión de la profesora Sita Carmen, viendo mis resultados en las otras asignaturas (siempre fui buen estudiante) lo que la hizo "apiadarse" de mi y aprobé. Recuerdo el pánico en selectividad al tener que traducir (encima sin diccionario) a huevo, y de oído. En fin, que luego con los años he aprendido más latín con Asterix y Obelix que lo que traía de secundaria.

¿Hasta cuándo? Estamos hartos, muy hartos de ver que quien supuestamente nos administra, se degrada y desprestigia cada día más en asuntos de corrupción que, desde la época de Felipe González, se ha incrustado en la vida pública española y alcanzan ahora su cenit.
Ya no les importa disimular (recuerden la chulería del "Bigotes" en la boda de la hija de Aznar o a la Cospedal con su balbuceante discurso sobre el finiquito diferido simulado sin que se le cayera la cara de vergüenza), puesto que tienen a su disposición un arma que SIEMPRE les favorece: la ley electoral. El último ejemplo está en Galicia: con casi 100.000 votos menos, el PP sacó tres escaños más.

No sé cual, pero acabarás ante un tribunal. 
Esta situación en la que los que mandan se blindan y usan todos los medios legales (o ilegales, decreto y ya está), nos oprimen cada día más, nos rebajan los sueldos, nos alargan las jornadas, venden los hospitales o nos despiden de un día para otro, jodiéndonos para siempre una jubilación a la que ya nunca llegaremos, no va a durar mucho. Argumentan ahorro (y no lo demuestran, como en el caso de la sanidad de Madrid); tal vez sí, en nuestros derechos fundamentales y de paso, se forran ellos y sus colegas con las privatizaciones. Desde luego, no va a durar tres años que teóricamente quedan para las generales, entre otras cosas porque no hay para quitarnos más.

Hay antes unas autonómicas y unas municipales y veremos si tanto asesor nombrado a dedo entre los acólitos, tanto inútil chupón, tanto ladrón y tanto corrupto pasan factura, pese a que hay una parte del electorado zombi (voto militarizado por diversos motivos) que seguirá votándo tanto al PP como al PSOE.
Yo renuncié hace años a eso y no soy partidario de algaradas, como ya dije hace tiempo, pero ¡ojo! que no sigan por ese camino. Espero que algo parecido a la Justicia (con mayúscula) les pare los pies. Porque:

- Ojo con el recorte a los parados de más de 55 que preparan en el consejo de ministros de hoy. Están tocando a la generación que nacimos en los 60; somos lo que hay, porque con estas condiciones ya no va a haber recambio generacional, o sea, España será un puto desierto demográfico... y encima con millones de pobres mendigando al señorito un puesto de trabajo miserable y mal pagado.
- Ojo con la historia, ¿volvemos a los años 30? ahora que filtran interesadamente exámenes de oposiciones a maestro para justificar el salvaje recorte que van a aplicar en educación, les recuerdo que en esa época también había una monarquía corrupta e inútil.
- Ojo con creerse nada. ¿Es esa la economía "como dios manda" que postulaba el actual presidente de gobierno.

Disfruten ... (los lectores, ellos no).


miércoles, 6 de marzo de 2013

Marcarse un meridiano

Hace ya un tiempo que las prisas dejaron de condicionar mi vida, accidentes familiares aparte. Muchos años pasé en una agencia de noticias y ahora prefiero los "procesos" (evolucionando en el tiempo) a los "sucesos". Es decir, que no me corría prisa escribir sobre un libro para ser el primero en ponerlo por las nubes o a caer de un burro. Tampoco aspiro a crítico literario porque, entre otras cosas, leo lo que me da la gana y no lo que me manden o se publique.

Tardé en hincarle el diente a "La marca del meridiano" de Lorenzo Silva por diversos motivos.




El primero, el vil metal. En mi casa estamos (como digo yo un pelín exageradamente) en "economía de guerra"; así que vicios, los justos. Uno entiende un poco de presupuestos y cuando hay, hay y si no, se ahorra y se espera. Pues eso.
El segundo es una especie de fobia a los libros premiados. Manías de viejo que se me han manifestado desde que era un crío. Y para muestra, un botón: tardé 10-años-10 en ver "E.T." sencillamente porque todo el mundo hablaba maravillas y estaba en todas partes a todas horas. "Pues ya iré si eso..." pensé.

Nunca he comprado un libro porque le hubieran dado un premio. Lo he comprado porque me ha dado la gana básicamente, basándome en "mi" experiencia con el autor, el personaje de turno, el tema o yo qué sé qué: pálpito, instinto o algo de sexto sentido.

En esta ocasión, fue el personaje quien me hizo aflojar la tela: mi picoleto favorito, el brigada Vila (apócope manejable de su apellido Bevilacqua), se embarca en toda una aventura para aclarar el asesinato de su antiguo mentor y colega.

El libro me ha gustado, claro, primero porque soy fan de Vila (ya estoy descalificado para crítico ¿ven?) y también por :
- manejo de los personajes; un descubrimiento genial el brigada López de asuntos internos.
- la dosificación de la acción: muy bueno, por real, el operativo de los GRS y la sensación de catástrofe inminente cuando "Juanito" tiene que sacar el hacheká.
- la relación entre el equipo investigador, aunque quien no haya leído las anteriores andanzas de Vila y Chamorro puede no captar muchos mensajes y alusiones.
- Vila, por mor de su relación anterior con el fallecido, sabe lo que es cruzar la línea, el meridiano al que hace referencia el título. Nadie mejor que quien se haya asomado al abismo puede decirte por qué no debes asomarte tú.

En definitiva, otro capítulo de un personaje que madura y mejora con la edad. Me identifico con él en muchas cosas, como su relación con los colegas, la idea de lo que hay que hacer, su hijo o su cinismo ante lo que va deparando la vida, sus meridianos, aunque sé que un personaje de ficción. Estaría peor de lo que estoy si confundiese a Torrente con Santiago Segura...

Muchos ansiamos una aventura de Vila en tiempos de plomo, rodeados en Fort Apatxe- Inchaurrondo.
No nos hagas esperar mucho, anda...(Lorenzo)

Disfruten.