sábado, 24 de enero de 2015

Salva a una tortuga

Saving Private Torturyan
Aunque ya estamos terminando enero (jopé lo que corre el calendario), no me resisto a contarles una pequeña vanidad.

Algo bueno diseñado por alguien que sí sabía.
Una de la cosas buenas que tiene esta profesión en la que ando ahora es el período de vacaciones navideño. Así que, al igual que los anteriores, ¡a la playa!

Luna lunera cascabelera
Hizo muy buen tiempo, así que aprovechamos para hacer de todo. Por fin pudimos ir a ver la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, y uno (que es impresionable aunque vaya de tipo duro), se quedó con ciertas coplas que intenta cumplir pero que, al ver los ejemplos, se empeña aún más en ello. Lo digo por las porquerías que se tragan las tortugas del Mediterráneo. Las fotos y radiografías de lo que se encuentran en sus estómagos me impresionó.

Buen tiempo
Así que un día en el que, por mor del buen tiempo, saqué la barca a dar una vuelta por el mar (el estanque del Retiro parecía el proceloso Mar de Tiberiades en comparación) me encontré una bolsa de la compra flotando a poco más de 1 metro de profundidad. Como uno es un poco torpe en la cuestión del remo y las olas existen más allá de lo que parece de pie desde la orilla, dediqué mis buenos 10 minutos a abarloarme a la bolsa, escorando la embarcación peligrosamente en dos ocasiones, calculando distancias y obviando agua salada salpicada que provocaba una "risa" al caer fresca sobre la piel. Al final, (por narices iba yo a pillar la bolsa, vamos) pude hacerme con ella. Y vangloriándome de mi "hazaña" le hice una foto.


Pues vaya chorrada, pensarán ustedes. Yo también. Pero no deja de enorgullecerme un poquitín, que haya una tortuga que no va a confundir la bolsa del demonio con una medusa. Un grano no hace granero pero ayuda al compañero. Todo sea por este Mare Nostrum.

Disfruten del fresco mes de enero.