domingo, 30 de enero de 2011

Puntos de inflexión


Hay quien no cree en los milagros, pero para verficar que sí existen, no hace falta más que ir al aparcamiento de cualquier Ikea y comprobar cómo se puede meter un colchón de 2 x 1'40m en el coche, además de los montones de paquetes planos esos que llevan dentro muebles que uno tiene que cargar, transportar y montar... es decir, esos que hacen que todos trabajemos en Ikea!

Luego hay cosas que parece que no van a cambiar en la vida, que no va a haber ninguna fuerza de este mundo que pueda corregir la que se nos viene encima. Pero siempre hay algo, una especie de milagro que marca el momento del cambio, el punto de inflexión.

El próximo día 2 de febrero se cumple la rendición del mariscal de campo Von Paulus en Stalingrado. De esto hace unos poquitos años (fue en 1943), y aún quedaban aún muchos sufrimientos para todos, pero en las orillas del Volga se demostró que la maquinaria de guerra nazi no era invencible. Costó cientos de miles de vidas, porque entre otras cosas, Stalin (el amigo de los niños) prohibió la evacuación de la ciudad y así los muertos civiles se sumaron a los militares. Lo de esta ciudad, convertida en un paredón contra el que se daban cabezazos los soldados alemanes y que nunca terminaba de caer me atrajo siempre como ese escollo que surge en el camino y a raíz del cual luego todo gira y cambia. El punto de inflexión a partir del cual ya nada es igual. Y la guerra cambió; los nazis no eran invencibles: aislados en medio de la nada se rendían por miles, muertos de hambre y frío, sin moral de combate y muchos menos de victoria. El trágico destino que les aguardaba no me tranquiliza, pero la derrota de Stalingrado marcó el destino de Europa y el de la Humanidad.
Hay un paisaje que no tenemos lejos y que tampoco parecía ser capaz de cambiar: el mundo árabe. Comentábamos un grupo de amigos hace poco que no había ningún país musulmán en el que hubiera un gobierno claramente democrático; hay monarquías de varios tipos, pero la mayoría son tiranías, perdón: "regímenes presidencialistas"; desde Pakistán hasta Marruecos no había ningun país con un régimen "a la europea"; podría ser la religión, que ya sabemos que el islam lo unifica todo, podría ser la herencia colonial (también europea), podría ser el equilibrio de poderes herdados de la guerra fría... pero no; cuando en un país árabe se han celebrado elecciones, la gente ha ido a votar y ha elegido libremente. Hace unos años, hubo elecciones en Palestina, supervisadas por la ONU y por la UE; y a principios de los año 80 las hubo en Argelia. Lo que pasa es que el resultado no nos gusta: en ambos casos ganaron los integristas. En Argelia, se dio un golpe de estado y nos callamos todos, porque el gas natural nos viene a nosotros de allí. En Palestina, Hamás manda en el inmeso campo de concentración que es la Franja de Gaza, controlados por los israelíes y por (¡qué casualidad!) los egipcios.
El madero tontaina que abofeteó y requisó la mercancia al vendedor tunecino que luego se quemó a lo bonzo y con su muerte provocó la caída del tirano Ben Alí y su coiffeuse, no sabía lo que estaba poniendo en marcha. Hizo lo que siempre había hecho, hasta que llega ese momento en el que todo cambia. Como internet y la tele llegan a todas partes, mucha gente empieza a pensar que no hay más que salir a la calle y plantarse ante gobernantes inútiles y corruptos que llevan decenios en el poder... y aunque podrían matar a muchos, en ese momento todo cambia. Y ha seguido Egipto.

Todo puede cambiar; ahora habrá gobiernos de transición, cortes constituyentes, elecciones libres... y ganarán los islamistas en Túnez y en Egipto y el Canal de Suez quedará en sus manos. ¿Y a partir de ahí, cuánto podría costar el barril de petróleo? Imagínense que el peaje sube o dejar de ser "seguro"; los petroleros hacia Europa tendrían que cuadruplicar su ruta y ¿por dónde tendrían que pasar? Exacto: por el cuerno de África, ahora lleno de piratas (también musulmanes) y a los que habría que proteger como a los pesqueros (o más).

Curiosa la relación entre geoestrategia, integrismo islámico y un madero (seguramente corrupto) tunecino. Pensar en esta ocasión, es gratis, pero es ... inquietante.



Disfruten.
Las imágenes las he tomado prestadas de:

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