viernes, 26 de abril de 2013

Hispania o repetir la historia.

Desde 1984 (jopé, ¡qué viejo soy!) intercambio más o menos regularmente mensajes, fotos y algún que otro regalo con un matrimonio australiano al que conocimos mi mujer y yo durante un viaje por Nueva Zelanda. Sí, ya sé. Eran otros tiempos, no teníamos niños y menos mal que fuimos porque ahora podemos ir al pueblo o a la playa de gorra y gracias.
No hay sitio más lejos.
Mi "homóloga" australiana, Helen, me preguntaba el otro día cómo puede haberse llegado a los niveles de corrupción en los que estamos. Porque todo se sabe gracias a internet, entre otras cosas. Y la verdad es que es difícil de explicar y mucho más difícil aún de entender para quien no hay tenido la "suerte" de nacer en la piel de toro esta de nuestros dolores.


La pasada semana el escritor Pérez Reverte decía en twitter que Plutarco ya nos tenía calados: "los hispanos no tienen nación, solo tienen jefes" dicen que dijo. Pues eso. Lo hilvanas y te sale lo de ahora, pasando por unos cuantos episodios históricos.
Yo creo que los españoles tenemos tendencia a creer que quien habla y manda sabe de lo que habla y por qué manda lo que manda. No sé si me explico: tendemos a obedecer al conserje porque "por algo está ahí" y pensamos cuando le obedecemos que "será por el bien común". Pensamos cuando estamos en un avión que los que están en la cabina SON pilotos y que el que te recibe en un aeropuerto conoce la ciudad por la que te va a pasear. Y resulta que no. Que la experiencia nos dice el que lleva una gorra es un pirata y que el que está en la cabina ni tiene el título de piloto, y el que te pasea por la ciudad acaba de llegar y ni siquiera habla el idioma.
Mira qué bien se lo pasan...
Así que creemos escoger para mandar a gente que se presenta a las elecciones porque van a hacer tal o cual cosa buscando el bien común. Y resulta que no. Que los que se presentan tienen apañado el negocio para salir sí o sí, porque se lo repartieron en la famosa "Transición", episodio histórico en el que se supone que los españoles decidieron hacer borrón y cuenta nueva de un pasado reciente y doloroso. Y resultó que lo que pasó es que una panda de listos se subieron al carro, que decía mi abuela, y se repartieron el negocio para ellos y sus colegas.

La época de finales de los 70 hacía que para no parecer carcas, primitivos o directamente fascistas, había que descentralizar todo lo posible, porque claro, había que tener en cuenta hechos diferenciales, fueros, historia, pretensiones y nacionalismos en diversos grados y lugares. Y eso trajo el "acuerdo" cuando no el compadreo para repartirse el botín. Como si su lema fuese: "Tú juegas si respetas mis negocios y yo, a cambio, respeto los tuyos". Y en esas estamos, con unas estructuras podridas, empezando por la ley electoral y acabando por la jefatura del estado; estructuras llenas de gentes que se han metido en política a chupar del bote, que en su vida han trabajado, han soportado un jefe o han tenido que ir follados a Hacienda a pagar la liquidación de autónomo porque cierran y mañana le cobran el 20% de recargo.


Vemos a una clase dirigente a nivel local, regional y nacional ridícula, sin preparación, sin vergüenza, agarrados como lapas a sus sillones, defendiendo sus privilegios; legislando para ellos y sus amigos, apandando pasta y mientras, siguen subiendo las cifras de paro y pobreza infantil de este país, haciendo que sienta vergüenza de haber nacido aquí y también de no haberme ido. Y todo porque los que llevan la barca no saben ni remar, pero de pequeños iban a dar una vuelta en el yate de su tío rico. Y de ahí a la poltrona.

Nadie parece haber estudiado la Historia de esta España, que en el siglo XIX parece la de una república bananera, con guerras como las carlistas o la que montaron los militares africanistas. Pero parecen haber olvidado que la convivencia es compromiso. Y buscan de una forma despiadada su beneficio y el de los que les apoyan. ¿Volvemos a los años 30? No me gustaría. Así que, o cambiamos el sistema desde dentro o lo volamos.

Disfruten... aunque no quieran dejarnos.

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