jueves, 26 de julio de 2012

Malos, malos, de verdad.

Viendo un capítulo de "La que se avecina", una de las múltiples series que hay y además que las repiten sin ningún tipo de control ni orden, caigo en la cuenta de lo ruin que es el apodado Rancio, el pescadero mayorista que no limpia pescado. Es un tipo ruin, miserable, avaro, racista, machista, egoísta, cruel, abusón... pero tiene un puntillo en el que uno se ríe con sus miserias, pese a que putea y bien al resto de sus vecinos. Es capaz de revolver, mentir, alterar, manipular, desenterrar un muerto, contratar un sicario, disfrazarse pero luego a veces, pide perdón. Pero se le pasa al poco rato y puede odiarle de nuevo. Es un malo-malillo de origen nacional. No da miedo.

Luego ha habido otros que sí me han dado miedo. Dentro de un límite, claro, porque algunos sí que asustaban (-aban, pasado) como el Capitán Garfio, que también era simpatiquillo (no en vano era un dibujo animado, ¡leche!) aunque era tontaina, engreído, pero era malo.
De tanto ver la peli en el vhs con mis chavales, me acabó cayendo simpático y el de verde que volaba cada vez peor. Además daba clases de cómo manipular a las envidiosas (esa Campanilla...)

Varios malos han seguido a este y que han peleado entre ellos por ser los malos del siglo; salían además en "LA" misma tele (no había otra, claro) y se sucedían en diversas series: Ángela Channing, en Falcon Crest. Tenía una mirada heladora, respuesta hiriente para cualquier circunstancia, una capacidad infinita de manipulación y siniestra como ella sola.

De la época, finales de los 70, también es este de aquí, de la izquierda. El canalla de JR (leído Jotaerre, claro); uno de los Ewing, la familia de Dallas, otra serie que causaba furor. Este era asquerosamente rico, poderoso, agresivo... y un golfo. Puteaba de mala manera a su mujer (otro pendón), sonreía mucho, tal vez demasiado. Yo creo que los éxitos de estas series tenían mucho que ver con que, por primera vez, se veía en la tele cómo era la vida más o menos de verdad. Téngase en cuenta que hasta entonces, en la tele solamente se veía la vida "oficial" y claro, aparecían familias que regañaban por herencias, matrimonios que se ponían los cuernos, que montaban y desmontaban alianzas... cosas de la vida, vamos.


Ya más modernos, me quedo con dos malos, bueno, tres: dos malos y una mala. Los dos malos son los de la peli de Fargo; joé qué peligro tenían. Uno (el bigotes de la derecha de la foto) por torpe, bocazas, pretencioso, farolero, presumido,,, y el otro por lo contrario: efectivo, despiadado, silencioso, cruel. No dudó un momento en deshacerse de los cadáveres en una trituradora de madera para hacer serrín. Como para irse con ellos de fin de semana al campo.


La otra se llamaba... no me acuerdo. Es la holandesa Framke Janssen en "Golden Eye". Cuando apretaba el gatillo y convertía en colador a quien tenía enfrente, ponía cara de sádica, o de gusto como clímax de monja restregona. Casi le cuesta la vida el achuchón al pobre James Bond, porque la corbata francesa de la pava esta tenía más peligro que una piraña en un bidet.


Pero malos malísimos aparte, yo me quedo con Falconetti. El tuerto de la serie "Hombre Rico, Hombre Pobre", sicario de un industrial, era el malo por antonomasia. No tenía la más mínima noción de lo que era la piedad o ni siquiera sabía cómo se deletreaba sonrisa. Le tenía unas ganas al bueno que no veas y no escatimaba esfuerzos en intentar hacerle picadillo de mil formas. Capaz de matar a martillazos a quien fuera, su nombre se asoció a la maldad y a la perversión para todos los que veíamos la tele, y mis colegas y yo salíamos escopetados de la escuela de Magisterio para llegar a ver el capítulo. No había DVDs ni vídeograbadoras ni leches. Murió en el último capítulo, son las cosas de la vida...

A ver si hay suerte y nos libramos de tanto malo, aunque como decía aquella campaña de Vodafone: "Cuando más malo es el malo, mejor es la película".http://www.youtube.com/watch?v=N-MzCD2CJm0 y
Disfruten.

lunes, 16 de julio de 2012

Cambiar de aires

Me han dicho de todo, menos "guapo" desde que puse en el facebook una foto y un comentario sobre irme de la agencia. No veo razones para seguir en la empresa. Lo digo porque veo que los que mandan muy arriba se empeñan en ir a peor; siento que sigo en las mismas manos que, con apoyo de convenio colectivo de empresa y con un paripé de comisión de conciliación que "trató" mi caso, me impiden tener una vida más allá de la sexta letra del abecedario. Bueno, sí, hay tres muy buenas razones para seguir: tengo unos compañeros (plural genérico) fantásticos, el curro me gusta y pagan todos los meses.
Ahora, las cosas cambian: el que recorta impone y las jefas dicen amén; jolín, nunca hay ninguna que diga "no" al de arriba. El plan no mola porque tiene pinta de convertir lo de trabajar en fin de semana en algo fijo, como los de deportes. Y yo, por ahí, no trago. Luego ellas no vienen, no curran en fin de semana, no curran las fiestas. Tú haces su curro (total, a diario, como tampoco hablan inglés, tienes que dejar lo tuyo para completar lo que ellas no pueden hacer), haces el tuyo y sacas el servicio. Luego todo son pegas para poder librar. Si el sitio en el que trabajo es tan importante, básico y fundamental, toma medidas, distribuye tus gentes. No se reconoce que tienes que trabajar en inglés y encima, eso se convierte en un impedimento para poder moverte. Me niego a que de mis ojos o de mis muñecas se saquen beneficios económicos quienes te niegan todo lo que pueden.

He hablado con personal (Segovia y Pedro Pérez son los paños de mis lágrimas); he hablado con dos abogados y me lo han confirmado: no dejaré de trabajar en el turno de tarde perpetuo hasta que a la directora le parezca.  ¿Por qué no le parece? Pues no lo sé; al cabo de tantos años no te da ninguna explicación. En el turno de la mañana trabajan de forma fija compañeras que tienen menos antigüedad, categoría, y ... ninguna tiene hijos. Si encima le sumas que dos de ellas cobran un "plus" por turnar, pues entonces NADIE que no conozca la agencia lo entiende. Eso sí, si hubiera sido al contrario (mujer con hijos pidiendo poder turnar), habría venido hasta la Aído a dar voces a la puerta. Pero como yo soy yo, ahí te las apañes. Me he hartado de explicar que yo no quiero joder la vida a nadie y que me conformo con turnar de mes en mes o de semestre en semestre, pero nada.

Gracias a la gente de recursos humanos y a las dirigentes del departamento de documentación, he podido disfrutar de períodos (no más de 3 meses) en los que tenía un horario normal, de mañana, que me permitía ver a mi familia por la tarde. Sé que hay quien no quiere volver a su casa porque o no tiene perro que le ladre o porque no quiere a los que le ladran, pero afortunadamente, ese no es mi caso.  Incluso pedí hablar con el presidente Vera, que me escuchó y me dijo que hablaría con mi directora y con el director de RRHH.  No voy de presumido por la vida, pero llevo 19 años en la empresa; he estado en televisión, en documentación y en gráfica. Y podría estar en casi cualquier sitio, pero no quiero seguir de tarde, para siempre y trabajando una burrada de fines de semana... y encima ahora, con menos sueldo.


Uno se va volviendo viejo y, en mi caso, aprende a confiar en sus primeras impresiones. Alguna vez me he equivocado, pero ahora creo sinceramente que es el momento de abrirme. Cuando pedí la excedencia (estamos, al cabo de 5 años, en el mismo punto) porque no veía a mi familia, vi que había un mundo fuera. Cruel, duro y difícil, pero también abierto. Gracias a pasarlas canutas, recuperé una de las pasiones primeras de mi vida: la enseñanza. No ponen pegas a la edad, más bien al contrario, y aunque no me veo opositando, tengo una opción a entrar en una cooperativa de profesores que se está formando. No me pidan ilusiones, pero hay cosas que hacer fuera. Lo que no haré es buscar trabajo en el gremio; ya vi cómo estaba hace unos años y el sitio que mejor paga es la agencia, sin duda. Así que, como el de la foto, me pongo el casco, el chaleco antibalas y me voy a la guerra.


Son  muchos años, muchos compañeros, buenos ratos y malos también, pero de todo se aprende. Una vida al fin y al cabo.
Gracias a todos los que os habéis preocupado y también a los que, de una forma u otra, me habéis ayudado.


He preparado un álbum de fotos en el facebook. Disfrutadlo.

domingo, 1 de julio de 2012

Corazón "partío"

Este domingo he visto lo que es tener el corazón "partío" y eso que todos, más o menos, lo hemos sufrido alguna vez; ya saben ustedes... cuando a quien quieres no te quiere o te dejan. Pero no era eso.
Aprovechar el tiempo es una casi obligación cuando cumples 50 años, así que hemos decidido ir a comer con nuestro compadre Marco Milisich a un restaurante italiano que conocemos de hace unos cuantos años. De hecho, los bautizos de los chavales los hemos celebrado allí (y el mayor tiene 16 tacos) y ya llevábamos unas cuantas pizzas consumidas en el local, y claro, me conocen como "Fernando el de los bautizos". Es como comer en casa, solo digo eso.

El restaurante se llama "Il Rusticone", (http://es-es.facebook.com/pages/Il-Rusticone/164667760246200?sk=info para quien quiera ver información). Lo llevan un matrimonio formado por Gigi, italiano de manual y Carmen que, como su nombre indica, es española.
No querían ninguno de los dos que la final fuera esta. Preferían que uno de los dos (España o Italia) jugara contra otro, por ejemplo, algún bárbaro, para así canalizar la adrenalina, decía Gigi. Así que no iban a abrir, porque así evitarían problemas con algún patoso que pudiera pinchar donde no debía.
Es lo que tiene compartir vida con personas de otros sitio: acaba habiendo piques que, si son sanos, refuerzan, pero es que se sufre porque no quieres ver sufrir a la otra persona.
A Marco también le pasa: italiano de origen, emigró a Venezuela hace años ya y allí formó familia con una española. Y también es español, y hoy prefería ver el partido él solo.

Es lógico: disfrutas con los tuyos pero sufres por los demás.

Es lo bueno o lo malo que tiene ser ciudadano del mundo, cosa que intento ser por convicción desde hace muchos años; mola verles ganar aunque me duela en particular por gente a la que conoces... menos croatas, conozco a alguien a quien aprecio de las selecciones "víctimas" de La Roja.
Es terrible eso pero me gusta ver jugar a este equipo increíble,  como si no fuera con ellos, pasándose la pelota con una facilidad pasmosa, y tal y como está el patio (no, no voy a hablar de política. Lo prometí), nos dan unas buenas alegrías en momentos difíciles.

Ya cuatro serían muchas...¿no? Lo digo porque tipos como Casillas y Xavi se conocen desde el Mundial Sub20 de Nigeria de 1998 y el equipo éste es fuerte como el bloque de motor de un Audi.

Disfruten.