martes, 19 de julio de 2011

Una fecha como otra cualquiera...

Como otra cualquiera... eso quería yo, tanto, que he esperado un día a escribir sobre la fecha de referencia. Hace nada menos que 75 años del 18 de julio de marras, el de 1936. He pasado de contestar encuestas sobre si está o no superado. ¡Qué coño va a estar superado! Todavía están vivos muchos que sufrieron a cuenta de la rebelión de los militares africanistas  y de los que no estaban dispuestos a soltar el mango de la sartén, por ejemplo, la iglesia y la educación.
Y no solo es que a uno le cuenten batallas sus abuelos. La puta guerra ha formado parte de la educación de todos nosotros, porque aunque no la hemos vivido o más exactamente, no hayamos oído sus tiros, no nos dejaron olvidarla y sobre todo, los que la ganaron  no dejaron que se olvidara que ellos habían ganado. De lo que hicieron después...de eso ya no había tanta propaganda. ¿Realmente era necesario tanto odio y tanta venganza durante tanto tiempo?
No me cuenten trolas, que el puto 18 de julio fue fiesta nacional en este país por obligación, e incluso a la paga extra de verano se la llamaba por la dichosa fecha. Menos mal que se cambió la obligatoriedad de la celebración, pero seguirá siempre ahí: como el 2 de mayo o como otras; es una fecha que significa mucho sufrimiento para todo el mundo. La fecha no hay por qué olvidarla, siempre se va a repetir. Y yo no soy partidario de los olvidos (seguramente por deformación profesional, muchos años de documentalista...) así que este viaje (o entrada que lo llaman) paso de fotos.
Os adjunto algo irrepetible: unas notas que escribió mi madre acerca de esta fecha. Son las "batallitas" de la abuela, así como suena. Están escritas por una mano que dejó el colegio a los diez años (1936, qué casualidad), que tuvo que refugiarse en el metro de Tribunal cuando bombardeaban, que tuvo que andar con su hermano pequeño de la mano, yendo de cárcel en cárcel para llevar un pequeño paquete de comida a su padre. Tuvo que pelear y sufrir mucho y las pasó canutas, como todos nuestros padres y abuelos en unos tiempos muy difíciles.
No es cuestión de arreglar cuentas, puesto que nos quedan muy pocos vivos y (como dicen en las residencias) "todos aquellos de más de 75 años, son colegas, porque son supervivientes". Pero no me da la gana olvidar, por eso apoyo a los que quieren desenterrar los cadáveres de sus familiares, olvidados por obligación y por imposición de unos pistoleros amparados por el régimen. Y, sobre todo, no soporto que algunos malnacidos pongan excusas para que esto no se haga.





Disfruten, que ya es 19 de julio...

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