domingo, 29 de mayo de 2011

Se acabó la campaña, ¡pringaos!


Deporte municipal

Hay un chiste fabuloso en el que un tipo muere y como ha tenido una vida así, así, pues le da San Pedro a escoger si quiere ir al cielo o al infierno; el tipo decide probar primero el infierno y se encuentra que el infierno es un campo de golf precioso, lleno de chicas guapas y un tipo encantador (el diablo) que invita a whisky continuamente. El tipo después prueba en el cielo y se encuentra un banco de mármol, frío por supuesto, rodeado de una bruma blanca y en silencio. A los diez minutos el tipo lo tiene claro y decide pedir el infierno. Entra por la puerta y dos horribles enanos le crucifican contra un tronco seco, en un desierto espectral y con un demonio de aspecto asqueroso que le va a clavar un pincho en un ojo. El tipo grita:" Pero esto no era así ayer...!", y el demonio le contesta: "Ayer estábamos en campaña..."

El domingo pasado hubo elecciones; hizo buen tiempo y la zona del río Manzanares, (esa que ha costado tan poco dinero que van a estar los madrileños pagando a las constructoras con las que el ayuntamiento se entrampó unos...mil años) estaba llena de gente, disfrutando de los nuevos espacios, y los niños jugando en unos campos de fútbol chulísimos, de hierba artificial y en unas canchas de baloncesto y fútbol-sala, con sus rejas para que los pelotazos no molestaran a nadie. Los padres podían ver a los chavales jugando y pasándolo en grande, pero el domingo pasado era el de las elecciones.

Haced deporte, dicen...
Hoy, las canchas estaban cerradas con candado; en el campo de fúbol hay un cartel informando de los precios, bien para fútbol-7 o para fútbol-11.  En un domingo como hoy,  muy agradable, este es el panorama que se han encontrado los niños que querían jugar: candados con cadenas. Esos que tienen que combatir la obesidad infantil jugando; esos que tienen que desarrollar los valores sociales asociados al deporte, a la sana competición, eso que llena la bocaza de los politicastros que salen reelegidos porque la gente no tiene el valor de echarles. Menos mal que algunos chavales no se han cortado /una cizalla habría querido tener yo) y se han colado por todo el morro por debajo de la puerta.

Desde hace unos años, en los descampados de la Casa de Campo que utilizábamos cuando éramos chavales para jugar al fútbol, el ayuntamiento se dedica a vallarlos y replantar con montones de encinas y arbustos varios. La etiqueta ecológica que se quieren colgar se da de morros con la realidad: no hay un sitio en el que pegar cuatro pelotazos, donde hacer volar una cometa, donde tirar un bumerán, o jugar al tenis en plan casero. 5 campos quedan en toda la Casa de ídem para jugar al fútbol. Así que a pagar porque solo se puede jugar en los polideportivos municipales. Si juegas en otro sitio, la policía recaudatoria te multará, que es lo que acabará pasando en el llamado Madrid-Río (no de Janeiro sino de vosotros, pringaos, que me habéis votado).


Se acabó la campaña electoral. ¡Gracias!

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