miércoles, 9 de enero de 2013

Luz del Mediterráneo

Uno, que en este comienzo de año además de seguir en el paro sigue indignándose con lo que lee y ve, es un afortunado y ha podido disfrutar de unos magníficos días de vacaciones navideñas como si no hubiese dejado de ser un colegial.
Faltan dos bicicletas todavía.
A la vuelta además entraron 3 cajones de
naranjas. "Se los juro".
En este primer artículo del 2013 (que rima con "m...mela a ver si me crece") no quería envenenarme mucho y he preferido buscar el lado amable de esas vacaciones que hemos podido disfrutar todos en familia. Nos hemos liado la manta a la cabeza, hemos llenado el coche hasta límites que parecían insuperables (luego, a la vuelta se demostró que el maletero del Pathfinder es de chicle y cupieron MÁS cosas aún) y nos hemos largado a la playa, a Levante. La playa en cuestión está donde se juntan (o se separan) las provincias de Valencia y Alicante.

Por mor de la temporada, éramos casi los únicos habitantes de la urbanización. Por la playa encontrábamos caminantes claramente asignados al grupo de "jubilado europeo en buena forma", que disfrutaban sencillamente caminando como nosotros o también, montando en bici por la carretera y los caminos de la zona.

"Peaso" playa
 Uno se establece una rutina y procura mantenerla, así que tocaba levantarse pronto, vestirse de ciclista-astronauta (no hace el frío que en Madrid, pero 6 o 7 grados para arrancar es frío) y ponerse a rodar buscando el sol como si fuera una vieja. Es lo bueno de la zona: carreteras varias con arcenes anchos, bastante limpios, sin tráfico y con variedad de subidas, bajadas, subiditas, bajaditas y algo de viento que (por Ley de Murphy) siempre sopla en contra, tanto a la ida como a la vuelta.

En esas pedaladas que me metía por la mañana no podía dejar de admirar el fabuloso paisaje de miles y miles de naranjos, cargados hasta la copa de todo tipo y variedad de naranjas. Un verdadero gustazo. Así que más de una vez me bajé de la burra y con el teléfono sacaba unas cuantas fotos. Como siempre, lo que se plasma no representa la impresión que causó en la retina la primera visión del naranjal. Pero es lo que había.

Vuelta a casa antes de comer, quítate el traje de astronauta y échale a lavar. Tocaba después un paseo por la playa o un rato de lectura tranquila al sol. Después de comer, antes de que el sol se pusiera, un paseo laaargo, playa adelante hasta donde nos diera el tiempo justo de volver antes de anochecer. Uno estudió en el colegio cosas útiles, como que en el este de la Península Ibérica anochece y amanece antes que en el centro o en el oeste, porque viendo y oyendo las memeces que escriben los periodistas sobre clima y geografía, dudo que ellos lo hicieran.
Luego, a aprovechar la tarde con el sol camino de América: compras en los supermercados o partidazo en la PS3, raquetazos al pádel (tienen luz las pistas) o más lectura, juegos de mesa (es curioso: mis hijos parecen no saber vivir sin aparatos electrónicos, pero cuando no los hay o no tienen conexión o su padre se los prohíbe, disfrutan como cerda en lodazal jugando a los viejos Juegos Reunidos Geyper que aparecieron en el trastero) y a preparar la cena. Después una peli, bien en la tele o en el DVD, que nos llevamos un montón... y a la piltra.

No les falta un detalle a las danzarinas


¡¡Llegan en barco los Reyes Magos!!
Hasta el día 5 de enero que, como es apasionada e inmisericorde tradición en esta casa (un día de estos tengo que hablar seriamente con mi mujer y explicarle lo de los Reyes Magos) nos fuimos a ver la cabalgata y arramplar con todos los caramelos que pudimos.


Caramelos. Si no nos lo comemos,
se los daremos en noviembre a los pijos
del "Jalogüín" ese.
Son 600 metros menos de altitud que Madrid, ergo: tensión arterial más baja. No hay ruidos y no hay nada más que dormir de un tirón unas 8 o 9 horas (algo rarísimo en mí) y volver a levantarse.
Aprovechamos hasta el último momento, porque el tiempo ha sido muy bueno (solo llovió la noche del día 25 y estuvo nublado otro día) y ¡tachán! de vuelta a la niebla a partir de Albacete y ya soy todo suyo (de ustedes).
Que este año sea mejor, aunque de momento, con la subida de la luz, de los combustibles y del euro por receta, solo auguro más bronca contra los politicastros que gobiernan.
Disfruten.

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