domingo, 14 de febrero de 2010

Altas Miras

No, no toca historia del arte. Esa que siempre empezábamos por Altamira, la cueva próxima a Santillana del Mar (por cierto, ciudad de las tres mentiras: ni es santa, ni es llana, ni tiene mar...) y nunca conseguíamos llegar a la obra de Picasso ni a la de nadie vivo. ¡Qué cosas tenía la enseñanza!.



Con Altas Miras me refiero a "grandeza de miras" o "amplitud de miras", eso que tiene que tener el que guía o manda para que la realidad no le pase por encima. Consiste en ver un poquito más allá de lo inmediato, para no liarse los pies mirándose el tipo de lazada del zapato, pero sin tropezar en el primer escalón, porque se supone que lo debería haber visto hace un rato. Es igual que empeñarse en no ver el nubarrón que te trae una ventisca cuando subes una montaña, empeñado en discutir sobre si es mejor marca de esquíes esta o aquella...Se te viene encima y hay que moverse y dejarse de memeces.
Estamos en manos de inútiles, de incapaces, de componentes de una estructura que sólo mira por su propio e inmediato interés. Lo peor es que el posible recambio también forma parte de un tinglado semejante, con su estructura y su interés propio. Pensar que "...los otros lo harían peor" o "...barrerían para los ricos más aún" a mí no me consuela nada.



Y entre tanta medianería esta semana ha surgido por fin una voz lógica; a mí no me va el peloteo ("su majestad" y todo eso, que ya me conocen), pero Juancar, el rey de España, aboga públicamente por un acuerdo entre partidos para poder empujar de una puñetera vez en la dirección adecuada, porque la carreta está estancada en el barrizal de la crisis, hundiéndose más cada vez por la estupidez y la mediocridad del que va en el pescante y del que guía los bueyes. Seguimos perdiendo tiempo (y empleo) oyendo las bobadas que se dicen con el único fin de arañar al oponente. Se jalean hasta las malas noticias, porque así se demuestra que el otro lo está haciendo mal, sea el aumentos insoportable del paro, la pérdida de negocios y exportaciones, los informes de la Comisión Europea o la audiencia de tal o cual televisión.
El rey no puede ponerse los galones como hizo el 23-F; afortunadamente, la situación no es igual, pero sí es una voz muy valorada por la sociedad española. Hace mucho que se sabe que en el país hay mucho "juancarlista" más que monárquico, y que muchos republicanos prefieren una monarquía con Juan Carlos que una república con... digamos Aznar de presidente (¿se lo imaginan vds.?).

Según las encuestas, el dirigente político más valorado (fastídiate, miembra) es Rosa Díez. Decía en la radio que no le importaba ser políticamente incorrecta y que tenía claro que no iba a apoyar de boquilla las propuestas de un gran pacto y tal, porque sabía que se iban a quedar en nada, porque los dos grandes partidos van a lo suyo. Se escudan en la ideología para montar los negocios que permiten mantener una infraestructura semejante.
Y ¿saben lo que les digo?... pues que tiene toda la razón.
Usemos el voto, no vamos a tomar ningún palacio de invierno (y eso que hace un frío de aúpa), usémoslo y quitemos mayorías. Así habrá que buscar lo que une, y si no, vean el ejemplo del gobierno autonómico vasco... y que no nos cuenten zarandajas!
Las fotos las he tomado prestadas (por orden) de las siguientes páginas:

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