jueves, 15 de octubre de 2009

No insistan, no hay

No insistan; no hay en el campo aún nada parecido a seta comestible porque sencillamente, no ha llovido. No llovió en agosto (al menos lo suficiente) no hubo tormentas tampoco en septiembre y no ha caído más que un chaparrón en lo que llevamos de octubre. Y resulta que, pese al ansia que nos embarga a principios de otoño a gran parte de los camperos, andarines y buscasetas en general, las setas son poco más que minerales, sales, alguna proteína…y algunas veneno. Incluso mucho. En Guadalajara, el valle del Ocejón (zona por la que más campeo) hay Amanitas phalloides, pero ¿qué utilidad tiene en la naturaleza semejante cantidad de veneno? No lo sé, pero un descuido (generalmente un exceso de confianza) puede resultar muy grave.

Dice el calendario que ya ha llegado el otoño, ya se han suavizado las temperaturas (vaya), ya se puede dormir de noche bien tapadito. Este año no llueve, y mucho menos a gusto de todos, y esperamos el momento de salir al bosque- cesta al brazo como si fuéramos Caperucitas - sea pinar o robledal a buscar las tan ansiadas setas. Ansiadas este y otros años, sobretodo porque el pasado no fue bueno y no pudimos hartarnos de comer níscalos. Es lo que siempre se dice, aunque te salieran por las orejas. Y si bien es cierto que la memoria flaquea (y no solo por cuestión de la edad), estamos todos haciendo los cálculos: que si hubo o no tormentas en agosto, que si llovió de la forma adecuada en septiembre, que si en octubre alterna sol y lluvia, que si hasta los Santos nada, que si a partir del Pilar seguro, que si las primeras heladas los estropean o los arruina la falta de agua… el caso es que comienza la “cacería”.

Lo primero es saber a qué se va (como decía el chiste, o estamos a setas o estamos a Rolex) y ahí es donde viene el primer problema: qué se puede comer y qué no. Hace años, a iniciativa de la concejalía de cultura de Campillo de Ranas, tuvo lugar una jornada micológica en la que diversos biólogos explicaban características de varias clases de setas, mediante diapositivas (la tecnología, ya se sabe...) y gráficos. En una de ellas, mostraban un espécimen de una seta: era la nomeacuerdus comestiblus, de gran calidad culinaria. A continuación, pasaban la diapositiva y aparecía otra. La mayoría de los que me rodeaban y yo mismo, la veíamos igual, pero hete aquí que no era esa sino la primahermanus venenosus, cuya ingestión daría bastantes malas noches. Después de fisgar en guías (algunas magníficas, otras apabullantes, otras peligrosamente cortas), nos acabamos quedando con una vieja máxima: coge lo que conozcas y si no, la que te diga alguien que va contigo que puedes coger.

Bien, una vez seleccionada la presa, comenzamos. Da igual seta de cardo, níscalo o champiñón. Hay que madrugar. ¿¡¡¡madrugar!!!?; ¿las setas tienen piernas y huyen con las primeras luces del día?. No, pero resulta que hay “coyotes de dos patas” que te las van a quitar. Además, no es que coincida que todos vayamos al mismo pinar o robledal, sino que -efectivamente- alguien ya ha pasado por donde tú ibas a recolectar alguna seta. Empezamos a soltar maldiciones cuando llegamos al pinar y vemos los agujeros en la hojarasca, señal de que un níscalo ha sido cortado. Y conformémonos con que sean esas marcas circulares y no de rastrillos, que hay desalmados que arramplan con todo. Se les da una higa destruir el peciolo y que no vuelva a salir esa seta ni nada en ese sitio. Lo que les importa es el kilo, conseguir la mayor cantidad en el menor tiempo posible. Claro, que estando el patio como está hay más de un parado que recolectará cuanto más mejor para sacar un euro con el que pagar el gasoil que ha gastado y para pagar la compra aunque sea la oferta en el Dia.

Una vez cogida la seta “de confianza”, hay que colocarla en la cesta boca abajo. No es porque se maree y vaya a vomitar y poner todo perdido; dicen que así facilitaremos la expansión de las semillas y el año que viene habrá más. No las metamos en cubo ni en la ahora maldita (Carrefour dixit) bolsa de plástico, que no permite que las esporas de las setas recolectadas se expandan por el campo. En ciertos sitios, dicen los especialistas que se ha notado la reducción del número de setas, así que ya sabéis, cesta y, si no queda otro remedio, bolsa de malla, de esas de patatas o de naranjas de zumo, por ejemplo.

Bien, luego viene la pelea: hay que lavarla o no, hay que cepillarla o no, hay que cocerla con patatas o no. Hay quien la congela tras cocinarla, hay quien la seca…y como la cocina de cada quien es de cada cual, incluída la mía, no diré nada que la cosa de los fogones es algo muy íntimo. Ya me entienden.

Además, desde que ví (y olí) que cierta especie de amanita cuando es joven da el pego con el champiñón y dado que la seta de cardo tiene primas tóxicas, yo me quedo en el níscalo, que es inconfundible. Así que por mi parte, tranquilos los buscadores de boletos, setas de caballero y otras exquisiteces.

Sabores aparte, el buscar setas es una magnífica ocasión para dar un paseo con los amigos; no es necesario desfondarse subiendo paredones. Y si no aparecen, se come uno el bocata en buena compañía. ¡Disfrutadlo!
Nota sobre las fotos y la SGAE: las fotos las he hecho yo con mi teléfono; la mano que aparece es de mi hijo y la mierda de vaca en la que han crecido las setas de la segunda foto está en monte público; pueden com-probarlo, si así lo desean. La titularidad, quiero decir.

3 comentarios:

  1. He reescrito este artículo (que mandé el pasado otoño a la web robleluengo.es) para romper con la racha de mala leche que nos está imponiendo la actualidad política. Un poco de humor ante algo relajante como es pasear buscando setas. ¡A disfrutar!

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  2. Lo mejor de las setas está en esperar que salgan, mirar elcielo en verano, esperar el agua, y luego quedar con los colegas, sin madrugar, cuando salen hay para todos, y pasear, respirar...y luego ese cacho de cualquier cosa para picar y la tertulia mientras toma. La cesta siempre repleta de ilusiones hasta la siguiente.
    Saludos

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  3. Ah la nomeacuerdus comestibulus tiene un delicioso sabor :)

    Gracias Fernando

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