CONSIDERACIONES II
El cambio climático existe. Menuda perogrullada, ¿verdad?, pero el cambio climático existe desde los orígenes del planeta Tierra. Hubo selvas tropicales en Málaga, y en zonas desérticas de África hay representaciones de animales que hace muchos siglos no habitan en esas tierras. ¿Hubo un régimen distinto de temperaturas y precipitaciones? Seguramente sí.
Y ahí viene lo complicado de asegurar ciertos datos: la meteorología tiene apenas 200 años de historia, es decir, que el registro de temperaturas y precipitaciones tiene dos siglos, y eso, en períodos geológicos es un pestañeo. No es representativo. Los registros fiables no explican cuánto frío hacía en Burgos cuando el Cid andorreaba por allí, si Alatriste se pelaba de frío entre duelo y duelo o si la Revolución Francesa tuvo su origen en una “miniglaciación” que arrasó cosechas durante unos cuantos años previos al esplendor de la guillotina. Lo que sí parece claro es que los cambios que afectan a grandes zonas del planeta, como el fenómeno de”El Niño” o “La Niña”, tienen su origen en los cambios de temperatura de las corrientes marinas que –no lo olvidemos- son el principal factor condicionante del clima en el planeta. La paleo oceanografía, estudio del pasado de los océanos y mares, podría darnos muchas claves: por qué se altera la temperatura y sobretodo, cada cuánto pasa esto. Ahí sí está la clave, en mi opinión.
Seamos serios: que nieve en la Sierra de Guadarrama en abril o haga calor en Sevilla en julio, no implica que el planeta se vaya a paseo, pese a que las productoras de televisión y los periodistas hayan descubierto que el tiempo atmosférico es noticia. Hacer un directo desde el Puerto de Somosierra en diciembre porque hay cinco grados bajo cero es perder el tiempo (no el atmosférico), aunque sí puede ser útil para quien tenga que salir de viaje ese día.
Y en esto, llegó el profeta, el nuevo mesías, más bien “el listo”, o mejor aún, “el enterao”. Al Gore, vicepresidente de un país que se negó a firmar el protocolo de Kioto descubre que las temperaturas medias del planeta van subiendo (de las precipitaciones no dice nada) y que él (que cobra una cantidad indecente de dinero por mostrar estadísticas) es quien va a sacudir las conciencias…sobretodo en su país, los Estados Unidos, con un gasto energético inasumible y con las fuentes de energía petrolífera en manos de sus amigos árabes. Y por contraste, el anterior presidente George W. Bush, a quien todos recordamos por sus grandes y acertadas decisiones, autoriza que se busque petróleo en Alaska, cambiando la ley para que los santuarios naturales puedan ser explorados o perforados en busca de más petróleo. ¡En qué manos estamos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario