Yo creo que fue el año pasado cuando reflexionaba en voz alta (o escrita, que es de lo que se nutre este blog, que también es el suyo) sobre la cuestión de las fiestas navideñas.
Cuando yo era pequeño (de edad, que de estatura ya se sabe), se felicitaba todo de golpe "¡Felices Pascuas!" decíamos y allá iba todo incluído. Luego, parte porque El Corte Inglés se empeñó, parte porque se maltraducía del inglés en las películas, se empezó a felicitar sólamente la Navidad. Y luego el año nuevo ("Feliz Año", dicen algunos... "nuevo" añado yo siempre por si el malvado me está felicitando el año viejo pasado) y luego los Reyes ... y menos mal que se acabó el rollo de las fiestas.
A lo que iba: nadie dice "Felices Pascuas" excepto los que tenemos unos años. El otro día me lo recordó el padre de un vecino, un señor ya de más de 70, felicítandome las pascuas desde el portal estando yo en el balcón...¡qué cosas! es que estoy ya mayor, sin duda.
Pues este señor iba cargadito de paquetes, bien envueltos, que seguramente estén pasando unos días en un armario o en el trastero, cuidadosamente a salvo de miradas indiscretas o exploradores avezados que buscan los regalos.
En este año, mi hijo pequeño tiene un cacao mental de aúpa. Su lógica le impide pensar que un camello (no te digo ya tres) pueda bajar por la escalera de la terraza y dejar juguetes, pero le mola el misterio, el no saber qué va a pasar, qué le van a traer y sobre todo el "porqué". De hecho pretendía hacer una estadística para anotar qué pide y qué traen y pretende guardar los catálogos para cotejarlos el año que viene. ¡Vaya pieza! ¿A quién se parecerá? El caso es que, tras años de descreimiento y gracias a los niños (y a la familia de mi mujer que son grandes "reyeros") recuperé mucha ilusión. Me mola ser rey mago y comprar siempre algo inesperado . Además este año he pasado de crisis y demás temas-que-impone-la-prensa-a-todas-horas y creo que me he gastado más que nunca.
Luego viene un ictus o un hijodeputa conduciendo borracho y se acabó todo... así que he encargado un roscón de categoría para mañana y nos lo comeremos a la salud de todos ustedes en la mañana del día de Reyes, una mañana irrepetible, como nos las habrá en la vida. Sí es cierto que hay, ha habido y espero que habrá otras mañanas fantásticas, pero mientras,
¡FELICES REYES! y que les traigan muchos regalos, aunque estén forrados en breve ilusión.
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