domingo, 14 de febrero de 2010

Mentira y gorda


Llevan algunos (interesados, claro) un tiempo diciendo que si por fín (¡¡¡por fin!!!) se prohibe fumar en todos los sitios públicos cerrados, la hostelería va a perder no sé cuántos millones de euros porque la gente no va a ir a un bar o a un restaurante ya que no va a poder fumar.

Yo entiendo que es una faena para el restaurante que ya ha invertido en la estructura de ventilación y tabicación obligatoria por ley si quiere mantener zona de fumadores, y que ahora ve que no habría hecho falta.

Mentira y gorda: lo que va a pasar es que la gente que no vamos de copas para no tragar humo sí vamos a ir, porque podremos llegar a casa sin la cabezonada del pestazo a tabaco y no tendremos que dejar el abrigo colgado en el tendedero toda la noche para que se airee.

Viene todo esto a colación de que ayer me fui con mi familia a un restaurante griego, "Delfos" se llama, en la Cuesta de Santo Domingo, en pleno centro de Madrid.

Menos mal que reservamos el viernes para el sábado por la noche... mesa para cuatro y la última. Llegamos en el primer turno, a las 9 y estaba casi lleno. Nos fuimos cerca de las once y entraba el segundo turno: a rebosar.

¡Qué curioso! ... y no se fuma ni el salón de arriba ni en la bodega de abajo. ¿Dónde está la pérdida?... ¡embusteros!
Por cierto, la cocina griega ha sido un descubrimiento para toda mi tropa. El camarero nos conocerá seguro porque hay que ver cómo comen algunos...

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