martes, 22 de diciembre de 2009

odiolaloteríapuntocom


Dicen los cursis que la matraca-sonsoniquete de los "...mileeeeeeeeeeuros" es la antesala de la Navidad. Con la presión a la que nos someten desde octubre (ya se sabe, la semana santa empieza el 8 de enero, el verano en semana santa y la navidad en septiembre) pues eso ya se nota menos. Es sólo una vuelta más de tuerca en la pesadez navideña y consumista que nos ronda, y que encima en España y gracias a los Reyes Magos se prolonga hasta el día 7 de enero. En fin, hoy día 22 de diciembre es el mejor día de colegio, según mi hijo pequeño, porque no hacen nada en clase, sólo juegan y gamberrean, cantan villancicos y se permiten cosas que durante el curso son impensables (tampoco es que peguen fuego al cole, que serían muy capaces... y el que no sepa aguantar una broma, pues que se cambie de pueblo, como decía Gila).
Pero hoy es el día de la Salud, con mayúscula: nos va a tocar a raudales, la gente como boba oyendo el sonsoniquete ese y esperando a ver si lo que juega resulta agraciado. Ni de coña, nunca toca nada, siempre toca en otro sitio, o en la administración en la que jamás hemos jugado. Y encima hay gente agobiada comprando lotería en la otra punta de España o encargando a quien viaje a nosédónde que le compre. Ya se sabe, por si acaso. Luego dicen que no hay dinero, que estamos en crisis. Yo no he ido a una administración a decir : "deme uno que acabe en x" en mi vida. Si ha pasado ha sido porque alguien viene a darme en los morros y me dice: "¿quieres esta lotería?" y entonces pico, y si puedo a medias con alguien. Entiéndanme, no es por compartir alegría si toca: es por soltar menos chota y así la pérdida sea menor. Y encima cuando toca algo (la pedrea, el reintegro o algo así) la pringamos y la reinvertimos en la lotería del Niño, invento de Hacienda para acabar de esquilmar a los que nos creemos que hemos pillado algo...

Y encima el año pasado me tocó organizar la cobertura de la lotería por toda España, noticia que nunca me ha gustado. Los memos estos que empiezan :"ay,ay,ay, que ha tocado..." los que aplauden cuando sale un premio de cuarto o quinto orden, y ya no te digo los que se acercan a la administración que ha vendido un premio y se ponen a hacer el capullo delante de las cámaras... y al que le ha tocado, callado en su casa, no sea que se entere alguna mafia y le secuestren al hijo para pedir rescate. Además, si te toca un gran premio, te cambia la vida: te salen parientes de debajo de las piedras, te salen socios que te proponen el negocio de tu vida, compras casas a toda la familia... y a los dos años, limpio.

Bueno, a lo mejor un rato de alegría no viene mal, pero no creo que me toque. Principalmente porque no juego, lo cual no es cortapisa para que me cabree el sonsoniquete ese, que para eso vivimos en un país libre; un país en el que hoy, no hay manera de oir ninguna notica que no sea "...euuuuuuuuros". Y escribo esto el mismo día 22...

Disfruten todo lo que puedan.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Feliz Navidaz!


Durante muchos, muchos (tal vez demasiados), las navidades y sus movidas me resbalaron mucho, pero musho, musho, musho. Las relaciones con la familia no eran como para poner buenas caras durante una cena en la que tenías que compartir mesa y mantel con aquel o aquella a la que no tragabas. Lo único bueno es que ellos debían pensar lo mismo y quitanto alguna cena esporádica en la que mi abuela vino en Nochebuena, la verdad es que cada uno lo celebraba en su casa (y Yaveh, Dios o Alá en la de todos...)

A eso le sumabas el descreimiento de lo de los Reyes, la constatación de que todo era un puto negocio. La presión fue asfixiante sobre todo a finales de los 70, cuando para ser europeos nos tenía que traer los regalos en Navidad un tipo gordo que respondía al cursi nombre de "Papá Navidad" pero en francés (esto no lo debía saber casi nadie). El planteamiento era muy parecido al de los modernos de ahora: hay que negar todo lo anterior para ir acorde con los tiempos.
Llegó para mí una edad en la que montar el belén, (y cuando digo "montar el belén" quiero decir "montar un belén") era una excusa formidable para gamberrear, practicar la maquetería y de paso ahondar en el descreimiento. En el trastero había una mesa de casi tres metros de largo y montaba unos belenes (con veinte tacos cumplidos) en los que había de todo: cocodrilos y tiburones en el arroyo, arroyo cuyo cauce estaba hecho con trozos de tetrabrik de leche y que estaba alimentado por un bidón de aceite que caía en fuente (hasta que se gastaba, claro) en un estanque... no faltaba ni el control del ejército israelí (maqueta del M113 a escala 1:48, con sacos terreros de los madelman míos), ni papeleras, ni carteles de prohibido bañarse (en alemán!); además de la escenografía típica de los belenes, alimentada por las figuritas que íbamos comprando durante años...
Pero todo iba aflojando y recuerdo el cabreo de mi madre un año que se levantó el día de Reyes y no había ningún regalo. La excusa (es que somos republicanos) no le convenció NA-DA y le duró el cabreo una temporada.

Todo esto cambia cuando tienes un crío (o dos); la ilusión te vuelve a tí por ellos; anticipas y participas en la mayor ilusión que tiene un crío en toda su vida. Y de paso te aprovechas y te regalas algún juego para la DS pero sólo para ti (al principio, al menos; luego ya se sabe...). En Navidad aprovechamos y nos regalamos algo comunal: la Wii hace dos años y por ende un jueguecito para disfrutar, que yo también juego... cuando no hay nadie o me dejan, claro.
Así que (pese a todo y pese a todos y pese a quien pese) Feliz NavidaZ para todoS!