miércoles, 18 de junio de 2014

Como la bandera de Japón...

Yo creo que son los años. Uno se vuelve cínico y práctico. Lleva viendo que tras los inviernos vienen las primaveras, y luego el verano y luego el otoño. Y aunque siempre hay quien cree descubrir la pólvora porque este verano hace más o menos calor que otro, las cosas son siempre más o menos iguales.
Recuerdo que cuando leí "Sinuhé, el egipcio", me llamaba la atención la de veces que decían algo así como: "...así ha sido siempre y así será para siempre." Pero claro, eso de "siempre" es relativo en función de los años que tenga el que lo diga: no es igual el de mi hijo Jorge que el mío.
Pero también entiendes que nada es para siempre, y que la vida son ciclos. Y que esos ciclos se agotan y que tienes que empezar uno nuevo.

Se agotan hoy dos. No empiezo por orden de importancia (también eso es relativo) pero uno es el de la selección española de fútbol y otro es el de la monarquía en su trayectoria más reciente.

La selección forma, pese a grandes alegrías, parte de mi iconografía del fracaso, del querer y no poder, de ver que siempre alguien te toreaba en el último momento; el yugoslavo Katalinsky que nos dejó fuera del Mundial de Alemania; o los austriacos que vencieron en el primer partido del Mundial de Argentina. El balón que se le escapó a Arconada en la final de París o la veces que vimos al equipo haciendo papelones cuando no directamente el ridículo. Ahora, un magnífico y posiblemente irrepetible grupo de jugadores parece necesitar dejarlo. Así como suena. No sé si Del Bosque (apodado "El Soso" por algunos narradores radiofónicos en los 70) dimitirá. Parece buena persona, ha ahorrado un montón de pasta y además es consejero de Iberdrola. Se quedará en la federación con un carguito y seguirá en el mundo del fútbol. No va con él montar bulla. Que le vaya bien, le deseo de todo corazón.

Lo otro es más complicado. Cuando un pueblo, nación o régimen escoge un símbolo, suele querer que ese símbolo sea de la mejor calidad, como cuando escoges en el Ikea un jarrón de cristal. Sabes que no aguantará pelotazos pero la relación calidad/precio suele ser atractiva. No pidas peras al olmo y no te llevarás decepciones.
La semana pasada tenía una charla con mi hijo mayor. Acaba 2º de Bachiller y ha acabado harto de la asignatura de Historia. Historia de España. Y la verdad es que la repasas desde el siglo XIX y parece la de una república bananera. Cuando no hay golpes, hay pronunciamientos, si no, reyes corruptos y aprovechados, ladrones y corruptos. Nada nuevo bajo el sol, le decía yo. Pero si miras verás que el período de la monarquía de Juan Carlos es el más largo sin guerras ni movidas inter-regionales, quitando el terrorismo de ETA, que ya no sabía ni de qué iba, o las veleidades de Mas que dice que quiere decidir si a partir de este año (tiene que ser este año, el 14, porque si no, se le cae el tinglado) va a seguir ajuntando al resto o si va a ser cabaretera independiente. Lo he dicho muchas veces: me gusta Cataluña y me dolería verla como Kosovo. No soy partidario de favorecer secesiones unilaterales, aunque sí votaría en un referéndum nacional. A lo mejor se lleva alguien una sorpresa.

Tal y como nos han dado los oligarcas, los mandones, los que van montados en el burro, por todas partes (de ahí, el título: "dejarte el culo como la bandera de Japón") cuando las cuotas de indignación, cabreo y protesta se superan comprobando día a día que siguen asomando ladrones, inútiles, corruptos y que los casos que conocemos se quedan pequeños en un par de semanas (dónde está Urdangarín, por ejemplo), que los que mandan se dedican a defender su negocio, a blindar sus prebendas y privilegios (¿para qué el Senado?)... pues miren ustedes: no me pidan entusiasmo medieval ante la coronación del nuevo rey.
Me niego a admitir que los hijos de Letizia Ortiz tengan por nacimiento más derechos que los míos, sencillamente porque su padre es hijo de su abuelo (de ellas, digo). No pienso tragar, no pienso tirar bombas en ramos de flores al estilo "Mateo Morral" pero no pienso callarme. No me parece decente (tal vez sea legal, que para eso ellos hicieron las leyes) que una de sus hijas cobre 8.000 euros al mes y yo tengo que ver cada día niños que están preguntando que "cuándo vamos al comedor" porque en su casa no toman más que bocadillos de imaginación.

Así que, Felipe, chaval (que para eso tengo más años que tú), lo primero que tienes que hacer es ganarte el respeto de la gente. No de la "gente" que te rodea, de esos que te pelotean en tu palacete de El Pardo, sino de los que ven que ni haciendo milagros llegan a fin de mes; de los que ven que día a día, cualquier sinvergüenza es aforado, que los ladrones no devuelven la pasta y encima ni entran al talego. Y a ellos, les quitan su piso de 50 metros, y encima deben a los ladrones del banco que les embarga otro montón de pasta.

Remángate, entérate, que son (somos) muchos millones fuera de la corte que te rodea los que peleamos por dar un futuro a nuestros hijos. Que no podremos mandarlos a internados de lujo ni podrán estudiar para piloto porque no se lo podrá pagar una FP superior ni con becas, de esas que TAMBIÉN se quedan ellos. Y estamos (hemos estado los que tenemos más de 50 tacos) dispuestos a partirnos la cara por ellos, si es posible con un buen ejemplo que da un buen símbolo. Si no, serás (como decían los antiguos maestros) "objeto de mofa y befa".

Ánimo, que tienes toda una labor por delante.

Disfruten.